Comportamiento del Leopardo

Comportamiento del Leopardo

¿Cómo es la vida para un leopardo?

Hablar de una estructura social como tal para la especie Panthera pardus es impreciso, ya que por naturaleza, es solitario. La mayoría de los felinos comparten esta característica y solo los leones se distinguen del resto por estar estructurados en manadas.

El leopardo camina, caza y descansa sin más compañía que él mismo. Aunque claro, esto cambia cuando debe aparearse y necesita establecer contacto con una hembra y cuando ésta provee cuidados a sus crías.

Como todo animal, necesita comunicarse para informar un mensaje específico o para recibirlo. Para eso un individuo marca los límites de su territorio con las garras, con orina o con heces con la intención de indicar a otros leopardos que tengan cuidado, que su zona de dominio es donde su esencia corporal está presente. Cualquiera que se acerque a los límites sentirá el olor extraño y deberá alejarse de ahí. Desde esta perspectiva, los leopardos se comunican básicamente por el olor.

Las interacciones cercanas entre leopardos son muy escasas. Los cachorros, naturalmente, son cercanos durante los primeros meses o años de su vida y continuamente juegan entre ellos o con su madre; esto es útil además para proporcionar a los pequeños las habilidades de caza que necesitarán al independizarse de su familia. En la adultez las confrontaciones físicas son raras ya que la interacción es mínima, pero se han observado algunas peleas muy agresivas donde los contendientes han resultado heridos o hasta muertos.

Es uno de los pocos felinos facultado anatómicamente para emitir rugidos, sin embargo, casi siempre permanece en silencio. Si requiere comunicar a otros leopardos su presencia, emite un sonido similar a una tos ronca, y simultáneamente los individuos que se encuentran cerca comienzan a hacer lo mismo para avisar que están saliendo de los dominios de un leopardo. Así se evitan conflictos por el territorio.

Dos leopardos pueden gruñirse, lo que sucede cuando la hembra en celo desea llamar a un macho. Algunos leopardos ronronean cuando se alimentan y otros pueden “silbar” y gruñir durante los encuentros agresivos. Por su parte, los cachorros y los leopardos más jóvenes lanzan una especie de maullido. A pesar de estos sonidos, el repertorio de vocalizaciones es un poco reducido.

Son nocturnos o crepusculares. Esto significa que realizan la mayor parte de sus actividades durante la noche, al amanecer o al anochecer. Mientras la luz del sol baña su hábitat, los leopardos descansan a la sombra debajo de los árboles, entre la vegetación o en cualquier superficie agradable. Un estudio en el oeste de África hizo ver que los individuos de las selvas tropicales tienden a ser más diurnos y crepusculares que los individuos que ocupan otros hábitats.

Pueden nadar, escalar con maestría y correr a velocidades de hasta 58 kilómetros por hora, con ráfagas de 60 kilómetros por hora. Su habilidad para nadar es muy buena, pero no lo hace con tanta frecuencia como el tigre.

Mantenimiento del territorio

Cada leopardo macho mantiene un extenso rango de hogar que a menudo se superpone con el de varias hembras; los rangos masculinos son por lo general más grandes que los femeninos.

El tamaño del rango individual es diferente entre cada leopardo, pero las diferencias son más evidentes cuando se analizan por zonas geográficas. En pocas palabras, los rangos de unas partes del mundo son más grandes o más pequeños comparados unos con otros. Por ejemplo, un estudio en Tailandia arrojó que una hembra dominaba un territorio de 8.8 kilómetros cuadrados mientras que dos machos adultos mantenían territorios de 17.3-18 kilómetros cuadrados. Otro estudio realizado en Kenia mostró que los machos mantienen un rango promedio de 32.8 kilómetros cuadrados en tanto las hembras uno de 14 kilómetros cuadrados.

Como necesita cuidar su territorio, a menudo visita varios puntos de éste. Por cierto, los rangos de hogar suelen ser más grandes en sitios áridos.